La agroecología propone que la producción y el consumo de alimentos se realice de forma sostenible para nuestro medioambiente y para nuestra sociedad. La alimentación sana y saludable es un derecho. Y la pequeña producción y ecológica es la clave para asegurar una Tierra Sana: conservando variedades y cultivando biodiversidad, adaptando y enfrentando el cambio climático, proponiendo un manejo sostenible de recursos naturales y evitando el uso de productos que vienen de lejos o son producidos en condiciones de explotación.
Por su parte, la soberanía alimentaria es una propuesta para democratizar nuestros sistemas agroalimentarios. Para que productoras y consumidoras podamos decidir, desde nuestros contextos, sobre la base de una diversidad cultural en la forma en que nos alimentamos o nos adaptamos a cultivar sosteniblemente en nuestros territorios. Para que cambie la actual distribución que se concentra en pocas manos y se eliminen dependencias de empresas multinacionales de semillas o que se dedican a la producción de abonos químicos y pesticidas. Para que sea posible que las nuevas generaciones se incorporen a la agricultura, para que haya tierras accesibles a esta producción ecológica a pequeña escala. Para que esta agricultura ecológica y el mundo rural en general no reproduzcan sistemas de opresión hacia la mujer, y que el mundo se guíe más por una economía de cuidados (de nuestros cuerpos y unas tierras sanas) que por una economía que amenaza la vida.