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Conclusiones Seminario Políticas públicas y producción ecológica

CONCLUSIONES Seminario sobre Políticas Públicas y Producción Ecológica

ORGANIZADO POR: Tierra Sana, Asociación Mosaico y UNEx

Miércoles 27 de Febrero, Plasencia, sede universitaria UNEx

Comenzamos dando unas pinceladas a la situación del sector de agricultura ecológica. Distinguimos entre el enfoque agroecológica, que analiza la viabilidad social, económica y territorial de un agro-ecosistema, de la perspectiva meramente mercantilista de producir para mercados (generalmente en manos de un puñado de grandes empresas).

Aunque con mucho potencial, comprobamos que el sector de agricultura ecológica sigue las pautas de la agricultura convencional en Extremadura: bajo asociacionismo, sector de mercado muy amorfo (déficit de insumos y comercialización propia), entrada de grandes multinacionales muy alejadas de las necesidades de la pequeña producción, masculinización del campo y fuga de jóvenes, extensión de monocultivos y sanción de las sinergias necesarias entre agricultura y ganadería. Y todo esto a las puertas de una desertificación, una desestabilización de temperaturas y régimen de lluvias. El Plan de producción ecológica puede ser una herramienta, pero ahora no lo es, más bien al contrario. La convencionalización de la agricultura ecológica es un hecho que nos aleja de la agroecología en Extremadura.

Existen, no obstante, ejemplos, que caminan en dirección contraria. El propio programa Mosaico y su impacto en el desarrollo de economías locales y ecológicas, como resaltó el profesor de la UNEx Gerardo Moreno (Universidad de Extremadura). O la propia existencia y capacidad demostrada por Tierra Sana para difundir la agroecología en las comarcas altoextremeñas son ejemplo de ello.

Juana Labrador (Universidad de Extremadura) comenzó con una apelación a la necesidad de pensar en términos de comunidad pegada a los territorios. Celebrar la vida es a la vez encender la ilusión para que un mundo rural vivo pueda avanzar. Si no transformamos nuestra realidad no nos lo creeremos. Y si no nos lo creemos no acabaremos proponiendo un mundo sustentable.

Jose María Guerrero (Junta de Extremadura) expuso las bondades del Plan de producción ecológica. Destacó que es un Plan para ir construyendo, admitiendo que es mejorable. Comienza a establecerse una red de apoyo, pero aún no se sabe si podrá atender a las personas que están reclamando un acompañamiento para la transición ecológica. Se estableció un debate sobre la privatización del servicio de certificación. Las personas agricultoras vieron que sería un paso hacia atrás, pues significaría renunciar a una política activa, pública y participativa, en pos de la agroecología.

Manuel González de Molina (Universidad Pablo Olavide, ex-director Plan Agricultura Ecológica de Andalucía) expuso sintéticamente las líneas seguidas por la agricultura en este país, y particularmente en regiones periféricas como Andalucía o Extremadura. El manejo industrial, intensivo y de orientación exportadora se ha acabado imponiendo merced a la falta de voluntad política. El costo de insumos químicos ha ido aumentando, al igual que el de la maquinaria. No así los precios que recibe la parte productora, asfixiados por la gran distribución. Se han socavado las bases de la fertilidad de la tierra, se ha apostado por un modelo que deteriora saberes y diversidad cultivada. Desde el punto de vista energético es insostenible: consume más de lo que reclama, y esta reclamación (agua, energía, petróleo, materiales) va en aumento. Es decir, la agricultura industrial ha prometido pan cuando lo que en realidad está trayendo es hambre y deterioro de las condiciones de vida len el medio rural. La agroecología aboga por construir en dirección opuesta: mercados más locales, cierre de ciclos de materiales y energía en cada territorio, combinación agricultura y ganadería, apoyo de políticas públicas para una cogestión a favor de la pequeña producción y no de la gran distribución, participación de la base agricultora en todas las agendas que inciden en la construcción de un sistema agroalimentario.

Para Daniel López (Fundación Entrentantos) la clave está en utilizar los fondos de Desarrollo Rural, y especialmente los de diversificación de economía, por ejemplo en municipios tabaqueros o afectados por un monocultivo, para impulsar la producción ecológica y el asociacionismo. El mercado local extremeño se agota rápido, y habría que orientarse llegar directamente a los grandes centros de consumo cercanos, como Madrid y Sevilla. Para esta tarea pueden servir varias medidas del PDR (aunque ya habría que tener la mirada puesta en la PAC 2020-2025), si la Consejería de Agricultura lo quiere, ya que fondos hay y las medidas que plantea el reglamento FEADER europeo lo permiten perfectamente (nueva incorporación, desarrollo de mercados locales, asesoría, integración horizontal y vertical, incremento de valor añadido, etc.). Es especialmente importante reforzar la raquítica pero muy interesante red de asesores territoriales de Agricultura Eecológica. Quizás (y esto es una propuesta) podríamos montar cursos de dinamización agroecológica en la zona. Junto con otras acciones que permitan rejuvenecer el sector, tales como bancos de tierras, incubadoras agroecológicas, o los obradores colectivos. Todo ello requiere un apoyo fuerte de dinamización territorial y estrategias alimentarias comarcales que articulen a los sectores público y privado (en el espíritu original de LEADER, pero aprendiendo de errores y actualizándolo con un enfoque agroecológico).

Para finalizar, Isabel Álvarez (red internacional Urgenci y Observatorio Internacional del Derecho a la Alimentación) destacó la importancia de recuperar el derecho a la alimentación y nutrición adecuadas como enfoque. Ello implica una priorización del acceso a la alimentación adecuada en las políticas públicas. Es necesario un cambio de modelo: ¿Qué colocamos en el centro? La priorización del mercado frente a la priorización de la vida (territorios, lazos... ). Necesidad de diferenciar entre producto comestible y alimento. Se debe avanzar en un diferente reparto de las responsabilidades: La carga de responsabilidad no puede recaer sobre las personas consumidoras sino sobre las políticas públicas. ¿Hasta qué punto elegimos lo que podemos o no comer?: accesibilidad, diversidad... Es responsabilidad de las políticas públicas que un producto sano sea más accesible que uno insano y garantizar el derecho a la alimentación.

A juicio de Isabel, un cambio en el sistema alimentario requiere transformar las relaciones, rediseñar las estructuras sociales para poder generar formas de producción y distribución más justas para todas. No sirve con pedir únicamente la política desde arriba, es necesario organizarse desde abajo. Han sucedido ejemplos de iniciativas desde la política pública que no han salido adelante por falta de entendimiento entre productoras o entre otros agentes. Si bien, es necesario exigir que las política públicas prioricen un modelo sostenible para personas y planeta, de igual forma debemos priorizar fórmulas de relación que generen territorios articulados y que recuperen los lazos entre los distintos agentes.

Trabajar en diversidad es el gran reto. Articularse a abajo hacia arriba. Crear espacios para debatir socialmente los rectos del sector y de la agroecología en general. En la medida en la que seamos diversas conseguiremos que las iniciativas y las propuestas perduren en el tiempo, de otra forma dependerán de personas concretas lo que las hace muy vulnerables. El potencial agroecológico de Extremadura es ya una realidad, pero es necesario seguir sembrando.

MÁS INFORMACIÓN

https://forotransiciones.org/wp-content/uploads/sites/51/2019/01/LOPEZyALVAREZ2-1.pdf

https://www.elsaltodiario.com/agroecologia/embudos-verdes-agroecologia-extremadura-cooperativismo?fbclid=IwAR1XLrZrA09tpgwFU7wAvWOwQdaJWfIHM1X9zxoeB2TnX9deCBR31hAcI3U

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