Propuestas de la Asociación Tierra Sana para el norte de Extremadura en tiempos del COVID19
La llegada del COVID19 a la península ibérica ha obligado a declarar el estado de emergencia y nos ha sumergido en una nueva crisis, esta vez de carácter sanitario y con profundas consecuencias económicas y sociales. Esta es una situación más a sumar a otras crisis, de manera que nos encontramos en un contexto de crisis global económica y de vuelco climático que viene reflejándose en el mundo rural con problemáticas de gran calado como el despoblamiento rural o la pérdida de autonomía en nuestros territorios. Dependemos de decisiones que se toman en centros de poder muy alejados, y nuestras economías dependen de un Mercado global poco preocupado por cuidar a las personas, dejando nuestra salud en manos de multinacionales.
Nuestra vida está cambiando durante estos días... El coronavirus nos ha mostrado cuán vulnerables somos y esta crisis nos está sumergiendo en tiempos turbios, pero también hace emerger redes de solidaridad y apoyo entre las personas. Aprovechando esos vínculos podemos pensar y construir futuros más sostenibles, favoreciendo el cuidado de las personas y la naturaleza. ¿Podemos aprender de esta crisis?, ¿Qué podemos cambiar después de la crisis para ganar en salud y Soberanía Alimentaria?, ¿Nos conducirá esta situación a plantearnos cambiar nuestra forma de trabajar la tierra y producir?...
Necesitamos pensar el mundo desde economías más localizadas, más solidarias y que atiendan a los retos indicados. Desde la Asociación Tierra Sana Agroecológica encontramos en la agroecología una forma y oportunidad de enfrentar la inevitable crisis que nos espera, tanto económica como agraria y social. Algunas de las estrategias de la agroecología son aprender de la naturaleza y favorecerla, fortalecer plantas y suelos, animales y personas, facilitando los entramados nutritivos, manteniendo el equilibrio y cuidando el entorno; diversificar para aumentar la resistencia y las oportunidades; minimizar la dependencia que nos debilita y animar a la cooperación.
Por eso, proponemos:
Fortalecer nuestra salud:
Priorizando el derecho de todas las personas a la salud y a servicios públicos de salud de calidad. Entendemos el derecho a la salud como el derecho una alimentación sana que fortalezca nuestros cuerpos y permita un desarrollo íntegro de nuestras defensas, evitando así la dependencia de medicamentos o tecnologías. A su vez, necesitamos habitar un medio sano, respirar aire limpio y beber agua que no esté contaminada con pesticidas ni químicos. Teniendo presente que la comida basura, la contaminación, los sobreesfuerzos (estress), radiaciones, las frustraciones... generan gran parte de las patologías crónicas que agravan y complican infecciones como la del coronavirus. Queremos que las personas puedan tener autonomía para decidir cómo gestionar su salud, de manera que se pueda recuperar el uso curativo de plantas medicinales y otras formas de medicina ancestrales, o alternativas que tienen en cuenta a las personas y al medio ambiente. ¡Si tenemos más soberanía alimentaria tendremos más soberanía sobre nuestra salud!
Fortalecer nuestras fincas:
Promoviendo y apoyando, desde las instituciones y las organizaciones locales, la agroecología como forma de producción de alimentos sanos, con respeto del medio ambiente para que las pequeñas producciones diversificadas garanticen el trabajo y los ingresos durante todo el año aunque algunos de los cultivos falle o alguno de los mercados caiga. Queremos que la gente pueda vivir de una agricultura y ganadería basadas en prácticas sostenibles y respetuosas. También promover el cultivo de productos autóctonos adaptados al medio natural donde crecemos. No queremos ser dependientes de los agroquímicos que menoscaban la fertilidad de nuestros suelos y contaminan y debilitan nuestro entorno.
Fortalecer nuestras economías locales:
La producción de alimentos es un servicio esencial propio del medio rural en el que vivimos. Como elementos clave para hacer frente a la gran distribución debemos favorecer mercados de proximidad, para disminuir la posibilidad de desabastecimiento en nuestro territorio, y apoyar el desarrollo de otros circuitos de comercialización que no generen dependencias con los vaivenes de la economía mundial. También el desarrollo de la transformación de productos, alimenticios o no, generados por el entorno y los trabajos artesanales, recuperando conocimientos y oficios tradicionales. Queremos abastecernos con nuestras huertas, elaborar nuestros insumos, intercambiar semillas libremente para un enriquecimiento colectivo, recuperar el trueque y las “tornaíllas”, apoyar el comercio local y de barrio, así como la gestión comunal de los recursos disponibles. Podemos producir energías y recursos alternativos siempre poniendo a las personas en el centro y tratando de disminuir las dependencias externas. A su vez, apostemos y apoyemos otros recursos económicos, sociales y culturales de los territorios, como el turismo sostenible y respetuoso.
Fortalecer los cuidados y la igualdad:
Reivindicar el papel de la mujer en la vida rural e introducir una perspectiva intergeneracional en las estrategias de desarrollo rural que tengan en cuenta la diversidad y nuestras capacidades individuales. Es momento de plantear seriamente los cuidados y la corresponsabilidad, a la vez que es necesario apoyar a las mujeres y jóvenes emprendedoras y la titularidad compartida. Defendemos el papel de las mujeres en el campo como productoras y participantes activas y esenciales de este sector. Sin las mujeres también se para el campo y sin las jóvenes no existe futuro. Como nos ha enseñado el ecofeminismo, somos seres interdependientes vinculadas directamente con la Naturaleza, la tierra y la vida. Por eso, es hora de priorizar la vida, las redes de cuidados entre personas y hacia la tierra, involucrando todas las edades y generaciones, compartiendo saberes y experiencias, teniendo en cuenta las distintas capacidades y la diversidad de las personas y poblaciones.
Fortalecer la solidaridad y la celebración:
Podemos defendernos de las pandemias globales a través del apoyo mutuo y de la cooperación entre personas, instituciones, cooperativas, empresas, etc. Queremos caminar hacia el asociacionismo igualitario que unifique fuerzas y favorezca la diversidad, permitiendo encontrar alternativas y soluciones comunes a la crisis climática, económica y social. Es necesario tejer alianzas entre experiencias y organizaciones formando redes que vayan desde lo local a lo global, reforzando la cooperación entre pueblos y asegurando el derecho a un trabajo en condiciones para todas las personas. Y, sobretodo… ¡Celebremos la vida! Recuperemos la vitalidad de nuestros pueblos a través de la música, los ritmos, las fiestas.
Fortalecer la formación e investigación aplicada al territorio:
Apoyar el establecimiento de redes de intercambios de saberes e impulsar procesos de investigación aplicada a nuestros territorios para el desarrollo de una ciencia accesible para la gente y adaptada al mundo rural. Defendemos el diálogo de saberes basados en la colaboración en vez de la competición. La agroecología ha sido impulsada desde los países del Sur global, enseñándonos el valor de la diversidad en los conocimientos locales tradicionales. Abramos nuestra fuerza emprendedora e innovadora a toda la paleta de colores que tenemos a nuestra disposición y no nos quedemos con el gris que nos vende la cultura occidental hegemónica y colonizadora.
Queremos un mundo rural vivo.
Las instituciones locales deben estar a nuestra disposición y queremos que defiendan nuestra sociedad rural, con sus particularidades, necesidades, bondades y dificultades. Ante las situaciones de crisis reivindicamos una gestión propia que escuche las necesidades de las habitantes del medio rural característico del norte de Extremadura. Se ha demostrado la capacidad de aplicar medidas drásticas y de colaborar como sociedad para enfrentar un enemigo común. Abramos los ojos y enfrentemos a todas las crisis con la misma seriedad.
Asociación Tierra Sana Agroecológica,
teletrabajando desde los campos en flor.
Primavera de 2020.